Detras de Sabor de Mora
Cuando pienso en la cocina, inmediatamente recuerdo la cocina de mi abuela en Fez, una pequeña pero acogedora estancia donde los aromas de especias, hierbas frescas y dulces recién horneados llenaban el aire. Era allí donde aprendí que la comida no solo es un sustento, sino un lenguaje universal que une a las personas, un puente entre culturas y generaciones.
Nací en una familia que valora profundamente la tradición y la autenticidad. Mi abuela, con sus manos arrugadas pero firmes, me enseñó los secretos de las recetas que habían pasado de una generación a otra. Mi madre, siempre curiosa y llena de energía, infundió en mí la pasión por la exploración de nuevos sabores, mientras que mi padre, un hombre profundamente enraizado a la tierra, me inculcó el respeto por los alimentos que nos da la naturaleza. Juntos, gestionaban nuestra granja ecológica y producían AOVE (Aceite de Oliva Virgen Extra) y miel cruda que eran conocidas en nuestra comunidad por su pureza y calidad.
Crecí rodeada de campos, de olivos centenarios y abejas trabajando incansablemente. Fue allí donde entendí que los ingredientes no son simplemente componentes de una receta, sino el alma de cada plato. Aprendí que para crear algo verdaderamente especial, debía empezar por lo más básico: la calidad de lo que se usa.
A medida que fui creciendo, mi curiosidad por la alimentación saludable y equilibrada me llevó a estudiar dietética y nutrición, convirtiéndome en Coach Nutricional y Técnico Experto en la materia. Pero a pesar de toda la teoría, siempre sentí que mi verdadera educación ocurrió en casa, entre ollas, sartenes y el aroma del pan recién hecho.
Al mudarme a España, me encontré con una riqueza culinaria que no solo era deliciosa, sino también profundamente conectada con mi propia herencia marroquí. Descubrí que muchos de los sabores y técnicas que conocía de mi hogar estaban entrelazados con la gastronomía española, fruto de siglos de historia compartida entre ambas culturas. Esta fusión me inspiró a crear algo verdaderamente único: un lugar donde ofrecer productos que respetan las tradiciones culinarias de dos culturas, que no solo deleitan, sino que también cuidan nuestra salud y bienestar.
Fundar Sabor de Mora no fue solo un sueño hecho realidad; fue una manera de honrar mis raíces y compartir con el mundo la riqueza de las tradiciones culinarias que moldearon mi vida. Cada receta que creo está impregnada de historia, de amor y de un compromiso inquebrantable por ofrecer lo mejor a quienes confían en nosotros.
Hoy, cuando entro en nuestro obrador, siento que cada pan, cada dulce, es una extensión de mi corazón.
Mi misión es simple pero poderosa: crear alimentos que no solo nutran el cuerpo, sino también el alma.
Quiero que cada persona que pruebe nuestros productos sienta el amor y la dedicación que pongo en cada receta, y que, al saborear cada bocado, disfrute de un viaje en el tiempo, y se sienta conectado con algo más grande: una tradición de cuidado, respeto y, sobre todo, pasión.
¡Bienvenidos a un lugar donde la tradición y la salud se encuentran, y donde cada día es una celebración del auténtico sabor!
Soukaïna Nacir